domingo, 3 de agosto de 2008

Pentti Linkola en español


“¿Qué se puede hacer cuando un barco que transporta cientos de pasajeros naufraga y sólo se dispone de un bote salvavidas? Cuando el bote esté lleno, aquellos que odian la vida tratarán de cargarlo con más gente y acabarán hundiéndolo. Aquellos que aman y respetan la vida tomarán un hacha del barco y cortarán las manos de aquellos que se agarren a los costados del bote.”

Con esta afirmación, Pentti Linkola expresa la dura aunque vitalista doctrina con la que se ha dado a conocer, una doctrina que busca restaurar y celebrar el evidente equilibrio que da forma a toda la realidad. En una época que levanta murallas de retórica y acero para mantener al margen la furia de la naturaleza, él las derrumba sin piedad. No porque (como a la sociedad moderna le gustaría que pensases) esté loco o delire, sino porque es uno de los pocos que verdaderamente pretenden proteger la vida.

PRÓLOGO

Pentti Linkola nació el 8 de Diciembre de 1932 en Helsinki, capital de Finlandia. Su padre era profesor de botánica en la Universidad de Helsinki, además de fundador de la Asociación Finlandesa para la Conservación de la Naturaleza. Su profesor de biología en el instituto despertó en él un gran interés por la naturaleza, y comenzó a escribir ensayos sobre ecología y ciencia con gran dedicación. Su primera obra publicada fue un libro sobre pájaros escrito en colaboración con O. Hilden y titulado Suuri Lintukirja (“Gran libro sobre pájaros”, 1955). Dieciséis años después publicó su primera obra estrictamente ecológica, “Sueños de un mundo mejor”. En esta obra su optimismo respecto a la humanidad comenzó a vacilar, siendo sustituido por la idea de que un cambio completo de mentalidad era necesario para que la naturaleza y la humanidad pudiesen continuar existiendo. A partir de ese momento se distinguió como alguien que cree que la sociedad debe dejar a un lado todos los deseos insignificantes y frívolos del individuo. A lo largo de todos estos años Linkola ha escrito varios libros, dando numerosas conferencias y discursos y desarrollado un modo de vida que él considera ecologicamente sostenible. Es bastante popular en su tierra natal finlandesa, y recibió el premio Eino Leino por sus méritos literarios. Su último libro apareció en 2004 (“Podrá la Vida ganar – ¿Y en qué condiciones?”) y actualmente vive retirado como pescador.

IDEAS

Belleza y organización de la Naturaleza.

“La relación con la naturaleza es absolutamente esencial en la construcción de la propia visión del mundo”

En los escritos de Linkola hay una indudable admiración por la naturaleza y el orden que ésta manifiesta. En sus relatos sobre viajes a través de vastos bosques o sobre las gélidas mañanas que pasa pescando, se hace patente que ama todo aquello que integra una fuerza tan magnífica. No es una percepción superficial de la naturaleza como la que uno puede encontrar normalmente en el movimiento político-ecológico, ni tampoco como la que muestran las personas comunes. Su amor se cimenta sobre la admiración del gran conjunto en cuya creación participa cada aspecto, lo áspero y brutal junto con lo bello y tranquilo. Para Linkola la naturaleza no es algo a lo que uno mira a través de una ventana, o un lugar al que se puede ir de vacaciones una vez al año. Para él es una entidad que abarca todo, por mucho que las personas decidan ignorar aquello que les rodea.

Linkola habla de la armonía que existe en la naturaleza, un equilibrio que subyace en todo, a menudo de forma sutil. Esta estabilidad actúa a través de muchos mecanismos que aseguran que la población permanezca estable y se adapte a las circunstancias que puedan surgir. Muchas especies disponen de sistemas de autorregulación para controlar el número de nacimientos; esto les ayuda a no caer repetidamente en situaciones desastrosas y padecer hambrunas. Las enfermedades surgen en muchas ocasiones para diezmar poblaciones demasiado densas, asegurando así el equilibrio del ecosistema. Los humanos han sido capaces de evitar este mecanismo infalible por medio del cuidado médico, controles de población limitados y tecnología moderna. Linkola considera que las repercusiones son inevitables, y que cuanto antes nos demos cuenta antes podremos reconducir nuestra actitud y evitar dañarnos a nosotros mismos y al sistema en el que vivimos.

Otro hecho que Linkola enfatiza es que la naturaleza es ajena a la moral típica y la dualidad. A diferencia de los típicos políticos ecologistas de hoy en día, que apelan principalmente a la emoción, Linkola ama tanto la parte despiadada como la parte bondadosa de la naturaleza. No hay mal en el carnívoro que caza, y tampoco en la hambruna o la enfermedad. Son simples sucesos naturales dentro de este sistema. Su existencia asegura que el sistema al completo permanezca estable, así como que la vida misma continúe. Llama a la erradicación de criaturas a las que los humanos han dado oportunidad de reproducirse sin restricciones, lo cual ha dañado el ecosistema circundante. Mientras que los ecologistas y muchos otros miembros de esta sociedad aman a los gatos, Linkola quiere eliminarlos debido a la cantidad de animales que matan sin actuar en ningún momento como un depredador típico. Este tipo de lógica es muy diferente de la del ecologista común, que actúa movido por una compasión simplista y no por el analísis holístico del sistema.

Todos los componentes de este sistema son importantes porque la humanidad como especie, sin importar lo excepcionales que creamos ser, permanece dentro de esta estructura y sigue estando limitada por sus leyes. Todas nuestras acciones producen efectos y deberían valorarse siempre tomando en consideración qué impacto tienen en el conjunto del ecosistema. Sin embargo Linkola señala que este enfoque no se aplica practicamente nunca en la época actual. La gente actúa como si viviese en un mundo aparte, como si pudiese hacer cualquier cosa sin que sus acciones deriven en serias consecuencias. Se hace una distinción imaginaria entre sociedad y naturaleza, donde esta última se sitúa en algún lejano bosque, jungla, océano o montaña, y se considera que no tiene ya nada que ver con nosotros. Sin embargo esta estructura nos provee de la base misma de la vida de la que nosotros somos el resultado; nuestra especie está inevitablemente interconectada con la subsistencia de esta estructura. Linkola propone que reajustemos nuestra visión del mundo de tal manera que afirme el sistema al completo. Existimos en esta realidad, y sin una perspectiva realista de la estructura de la que ésta emana, al final pereceremos.

Problemas de la sociedad moderna

A lo largo de décadas de estudio, Linkola a observado muchos defectos característicos en la estructura de la sociedad moderna. Los ecologistas modernos actuarán normalmente en un área concreta, como por ejemplo los derechos de los animales, el calentamiento global u otro cualquiera de una larga lista. Pero algunos, incluido Linkola, señalan un problema más profundo que se encuentra en la propia mentalidad del ser humano moderno. Como resultado de la entronización del humanismo que comienza con la Ilustración, toda vida humana pasa a ser considerada algo sagrado y que debe ser preservado a toda costa. Miles de millones de personas inundan el planeta y consumen todo lo que pueden, aunque contribuyen muy poco a la sociedad. Abstracciones sin base fuera de nuestra mente (como “libertad” o “progreso”) conforman la base de nuestra sociedad, y sirven como justificación para la procreación y devastación sin límites. Miles de especies han sido exterminadas, un desierto de cemento se expande por toda la tierra, y a pesar de ello la gente imagina que comprar productos “ecológicos” solucionará todos nuestros problemas medioambientales. Linkola nos enseña una estructura cruel pero real que no se va a acomodar a nuestra negativa a aceptarla.


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